lunes, 22 de agosto de 2011

Diferencias sexuales en Ancistrus.


Dentro de los peces gato, y en particular dentro de los loricaridos o mal llamados “plecos”, las especies del género Ancistrus pasan por ser unas de las más sencillas de distinguir sexualmente.

Antes de abordar las diferencias específicas y sus tipologías, hay factores que se comentan a menudo y que pasan por ser falsos o por no ser nada útiles. Estos matices sexuales, como que las hembras son más anchas en la región dorsal, pasa por ser falso, salvo en los días previos a una puesta.

Tampoco se puede considerar, como en muchos loricaridos, un mayor desarrollo de los odontes interoperculares, o de los odontes sobre el cuerpo, especialmente los que poseen cerca del pedúnculo caudal. En los Ancistrus, este desarrollo si puede llegar a ser mayor en los machos, pero en las especies que pudiera serlo, es tan mínimo, que no es notorio a simple vista.

Pero empecemos a tratar el tema de la cornamenta. En ejemplares semiadultos o adultos, resulta relativamente sencillo. En líneas generales y para la gran mayoría de especies del género, el dimorfismo sexual es evidente por la cornamenta que poseen. Los machos poseen estos cuernos más largos, más desarrollados, con más ramificaciones, y sobre todo, más numerosos y en una región más amplia de la cabeza en comparación con las hembras.

Un ejemplo claro podría ser el Ancistrus sp. (L255).


















Foto: Oscar David; Madrid, España.
(Foto de un ejemplar macho adulto de Ancistrus sp. (L255))

Foto: Oscar David; Madrid, España.
(Foto de un ejemplar hembra adulta de Ancistrus sp. (L255))

Como podréis observar en la primera foto, la correspondiente al macho, y en comparación con la hembra, el macho posee mayor número de cuernos, más largos y gruesos, cuenta con un mayor número de ellos ramificados, y no solo los posee en la zona perimetral de la cabeza, sino que también se extienden en la parte central.

También podemos encontrarnos con otro caso, bastante habitual, aunque no tanto como el anterior. En estas especies, la definición para el macho es la misma que el anterior, es decir, cuernos gruesos, largos, ramificados y numerosos. Pero en estos casos, la hembra carece de ellos, o apenas posee unos pocos y prácticamente sin desarrollo.

Por ejemplo, el Ancistrus dolichopterus, Ancistrus triradiatus, o Ancistrus cf. cirrhosus.


Foto: Jorge las Heras; Madrid, España.
(Hembra adulta de Ancistrus cf. cirrhosus)

Foto: Jorge las Heras.
(Macho adulto de Ancistrus triradiatus)

Y, al margen de la gran mayoría, existen algunos casos particulares, a los cuales hay que prestar atención si queremos elegir bien una pareja. Aunque también existen algunas especies, donde la sorpresa para muchos será saber que no se puede averiguar, aún siendo adultos.

El primer caso diferente sería, por ejemplo, los Ancistrus como el Ancistrus claro. En este caso, y aunque por la coloración, el macho tiene el dibujo algo más vermiforme, diferencia un tanto sutil, por el desarrollo de la cornamenta es complicado. Tanto en el macho como en la hembra la cornamenta es muy similar, tanto, que en ejemplares subadultos es prácticamente igual. Para diferenciarlos habrá que fijarse en dos aspectos de la cornamenta. El macho, posee la cornamenta más bifurcada, es decir, de cada “cuerno”, y casi en su parte distal, este se bifurca en dos ramas. En las hembras, esto puede suceder, pero no es tán habitual. También se puede aplicar, en la cornamenta de la parte media de la cabeza, un ligero número menor de cuernos.

Foto: Iria (Last Alexiel); Getafe, Madrid, España.
(En esta foto de una pareja de Ancistrus claro, la diferencia de edad y tamaño, facilita la diferenciación de sexo)


El segundo caso podría ser el de especies de Ancistrus como el Ancistrus sp. (L089). En este Ancistrus se podría decir que la diferencia también está en la mayor cornamenta de los machos, pero con la diferencia, respecto a la mayoría, en que en estos Ancistrus, las hembras prácticamente carecen de cornamenta, y la cornamenta de los machos, pese a ser algo más notoria, es muy pequeña. La cornamenta en estos machos es escasa, con apenas 8-10 cuernos, y con un tamaño que apenas supera los 2 mm.










Foto: Oscar David; Madrid, España.
(Ejemplar adulto de 70 mm TL. de Ancistrus sp. (L089))


Un tercer caso podría ser los Ancistrus como el Ancistrus gymnorhynchus. En este caso, se aplica la regla general de la mayoría de especies, es decir, cornamenta más desarrollada en grosor, número y en zonas de la cabeza, mientras que la hembra apenas posee cornamenta, o lo está poco desarrollada en comparación. Lo curioso de este Ancistrus es que no siempre el macho se muestra así. Se podido comprobar que un macho de esta especie, si no está en condiciones óptimas y fuera del periodo de reproducción, pierde completamente esta cornamenta y parece una hembra. En este caso, al adquirir ejemplares de esta especie y similares, habrá que esperar a que el macho vuelva a encontrarse en condiciones adecuadas.

Foto: Jose Angel Barro; Valencia, Carabobo, Venezuela.
(Ejemplar macho recién capturado de Ancistrus gymnorhynchus)

Podría darse algún caso más o alguna tipología más, aunque por el momento, no se tienen datos certeros sobre ello.

Y, como apunte final, se podría mencionar que algunos Ancistrus, como el Ancistrus punctatus (L182, aunque siguen la regla general para diferenciar su sexo, resulta curioso observar como la cornamenta de los machos, no solo tiene cuernos que se bifurcan, sino que incluso un mismo cuerno da lugar a variar ramificaciones, hasta 5 o 6, e incluso, estas ramificaciones dan lugar a otras.




Foto: Oscar David; Madrid, España.
(Aquí se puede observar el gran volumen de su cornamenta de este macho de Ancistrus punctatus (L182))


Foto: Oscar David; Madrid, España.
(En esta foto se puede apreciar como un cuerno se divide en 4, y uno de ellos, el de la derecha en la foto, se bifurca al final)




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